Una velada surrealista: Lenora Carrington y el arte onírico en el Club de Industriales de Querétaro

El Club de Industriales de Querétaro fue el escenario de una noche mágica y fuera de lo ordinario. Las puertas del prestigioso recinto se abrieron para recibir una selecta muestra de obras de Leonora Carrington, una de las figuras más emblemáticas del surrealismo en México y del mundo. La exposición permitió a los asistentes adentrarse en el mundo onírico y simbólico de la artista británico-mexicana, cuya vida y obra están marcadas por una constante búsqueda de libertad y un diálogo profundo con el inconsciente. También se presentaron obras de Martha Saénz, quien ha desarrollado un estilo de pintura dentro del estilo del surrealismo.
La exposición de Leonora Carrington y Martha Sáenz, que se presentó en el Club de Industriales de Querétaro, se consolidó como un destacado evento cultural que resalta la diversidad y riqueza del arte en México. Esta muestra no solo fue un homenaje a una gran figura del arte, sino también una representación vibrante de la colaboración artística que distingue a Querétaro. La exposición permitió al público explorar la fascinante obra de Carrington, junto con las creaciones de Martha Sáenz. A través de esta iniciativa, Querétaro refuerza su posición como un referente cultural de gran importancia en México, ofreciendo a los asistentes una experiencia única que contribuye al enriquecimiento del panorama artístico local y nacional.

Pero la velada no se limitó a una muestra de arte. La inauguración estuvo acompañada de una cena temática que transportó a los comensales a un ambiente surrealista, evocando los mundos fantásticos de Carrington. La fusión de gastronomía y arte convirtió la noche en una experiencia sensorial completa, en la que los asistentes no solo contemplaron las enigmáticas piezas de la artista, sino que también fueron invitados a sumergirse en su esencia a través de una propuesta culinaria en medio de un ambiente cargado de simbolismo y sofisticación.

La exposición en el Club de Industriales: Un homenaje al imaginario de Carrington
La exposición presentada en el Club de Industriales de Querétaro reunió una selección de obras que reflejan las distintas etapas creativas de Carrington. Desde sus primeras pinturas influenciadas por Ernst y Breton, hasta las piezas más complejas y místicas de su etapa mexicana, la muestra permitió a los asistentes realizar un viaje por el universo simbólico y personal de la artista.
El propósito de la exposición es invitar al espectador a explorar el mundo interior de Carrington, donde los límites entre el sueño y la realidad se disuelven. El arte de Carrington sigue siendo relevante porque nos recuerda la importancia de escuchar nuestras emociones y conectar con lo desconocido.

Una cena surrealista: El arte en todos los sentidos
Los asistentes fueron invitados a una cena que evocaba el espíritu surrealista de Carrington. La decoración del salón principal del Club de Industriales fue concebida como una extensión de las pinturas de Carrington: mesas adornadas con figuras fantásticas, velas en tono dorado, frutas, panes y cortinas en tonos color vino crearon una atmósfera mágica e irreverente.
Un legado que trasciende el tiempo
La exposición surrealista en el Club de Industriales de Querétaro no solo rindió homenaje a la obra de Leonora Carrington, sino que también reafirmaron la relevancia del surrealismo como una corriente artística que desafía las fronteras de la razón y la lógica. La obra de Carrington nos recuerda que el arte es una puerta hacia lo desconocido, una invitación a explorar las profundidades del inconsciente y a reconciliarnos con nuestros miedos y deseos más íntimos.
En un mundo dominado por la racionalidad y el pragmatismo, el arte de Carrington nos invita a soñar, a imaginar y a crear sin límites. La velada en Querétaro fue mucho más que una exposición: fue un recordatorio de que la magia y el misterio siguen vivos en el arte y en la vida al conjuntar a dos representantes del surrealismo de dos etapas diferentes.

Leonora Carrington: La musa del surrealismo
Nació el 6 de abril de 1917 en Clayton Green, Lancashire, Inglaterra, fue una pintora, escultora y escritora que desafió las normas sociales y artísticas de su época. Su infancia estuvo marcada por una fuerte influencia católica y por el rechazo a las rígidas expectativas sociales impuestas a las mujeres de la aristocracia británica. Desde muy joven, mostró una inclinación por la literatura, la mitología y el arte, influencias que más tarde definirían su imaginario artístico.
Carrington ingresó a la academia de arte de Amédée Ozenfant en Londres, donde desarrolló un estilo personal marcado por el interés en lo onírico y lo simbólico. Sin embargo, su verdadero acercamiento al surrealismo llegó cuando conoció al pintor alemán Max Ernst en 1937, quien la introdujo al círculo surrealista parisino encabezado por André Breton.
Breton describía el surrealismo como un movimiento que buscaba explorar el inconsciente, los sueños y las emociones reprimidas mediante la creación artística, y Carrington encajó perfectamente en esta corriente gracias a su sensibilidad hacia lo simbólico y lo místico.
La relación de Carrington con Ernst fue intensa pero breve, interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Tras la detención de Ernst por las autoridades nazis, Carrington sufrió una crisis nerviosa que la llevó a ser internada en un hospital psiquiátrico en España. Las experiencias traumáticas de este periodo marcaron profundamente su obra, dotándola de una carga emocional y simbólica que permanecería en su trabajo hasta el final de su vida.
Tras escapar de España, Carrington llegó a México en 1942, donde encontró en el círculo de artistas y exiliados europeos un refugio creativo. Su amistad con figuras como Remedios Varo y Leonora Fini consolidó su posición como una de las artistas surrealistas más influyentes de su tiempo. México se convirtió en su hogar y en el escenario donde sus visiones surrealistas florecieron, fusionando elementos de la mitología celta con las tradiciones y símbolos de la cultura mexicana.
Produjo obras que mezclan la autobiografía y la ficción, lo cotidiano y lo mágico. Sus obras están pobladas por seres fantásticos, a menudo animales intermediarios que nos refieren a la mitología celta, el hermetismo, la cábala y la literatura fantástica. Su deseo de darle espacio a la mujer como ser independiente, hizo que se recuperara el interés en su figura con reediciones de sus libros, diversas exposiciones alrededor del mundo.
Formó una familia al lado del fotógrafo húngaro Emir ‘Chiki’ Weisz, con quien tuvo dos hijos, Gabriel, escritor y maestro universitario, (1946) y Pablo, médico patólogo y artista plástico (1947).
Murió a los 94 años de edad el 25 de mayo de 2011, en la Ciudad de México víctima de neumonía. Sus restos se encuentran en el Panteón Inglés.
El 22 de marzo de 2018 fue inaugurado el Museo Leonora Carrington en el Centro de las Artes San Luis Potosí Centenario, en San Luis Potosí, con una colección de piezas cedidas por Pablo Weisz Carrington. El 19 de octubre de 2018 fue inaugurada otra sede del museo en Xilitla.

Algunas de sus obras más destacadas son:
"El mundo mágico" (1947): Esta pintura es uno de sus trabajos más icónicos, en la que Carrington fusiona figuras fantásticas, animales y escenas que parecen sacadas de un sueño. La obra refleja su visión personal del surrealismo, combinando lo fantástico con lo cotidiano.
"La pompa magna" (1957): Es una de sus obras más grandes y complejas, que presenta una visión fantástica de un mundo misterioso y cargado de símbolos. La atmósfera surrealista y la riqueza de los detalles la han convertido en una pieza clave dentro de su obra.
"El espíritu de la pintura" (1954): Esta obra es una representación del proceso creativo y la energía que acompaña a la pintura como un acto de liberación. Es una de sus exploraciones más introspectivas sobre el arte y la identidad.
"Los amantes" (1949): Una obra que refleja la dualidad entre lo humano y lo animal, un tema recurrente en el trabajo de Carrington, explorando las relaciones y el poder simbólico de estas conexiones.
“La giganta” (1947), una obra icónica donde Carrington retrata a una figura femenina de dimensiones monumentales rodeada de criaturas fantásticas. La pintura simboliza la fuerza femenina y la conexión entre la naturaleza y el subconsciente.
“El mundo mágico de los mayas” (1964), una serie de piezas inspiradas en las tradiciones mesoamericanas que reflejan la influencia de la cultura mexicana en su obra.
Observar la pintura de Leonora Carrington es dejarse arrastrar por un universo mágico y de fantasía. Es un mundo oscuro, lleno de criaturas maravillosas y misterios del inconsciente. De hecho, fue llamada "la desposada del viento" por el grupo de artistas surrealistas con los que se formó.

El surrealismo: Un movimiento hacia el inconsciente
El surrealismo nació en París en 1924, cuando André Breton publicó el Primer Manifiesto Surrealista, donde definía el movimiento como una exploración del inconsciente, el sueño y la automatización psíquica para liberar la mente de las limitaciones racionales impuestas por la sociedad. Inspirado por las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud, el surrealismo buscaba acceder al inconsciente mediante la creación artística, utilizando técnicas como la escritura automática, el collage y el ensamblaje de imágenes y símbolos aparentemente inconexos.
Artistas como Salvador Dalí, René Magritte y Joan Miró dieron al surrealismo una dimensión visual única, marcada por escenas oníricas, figuras distorsionadas y objetos simbólicos. En este contexto, Carrington destacó por la originalidad de su imaginario, donde combinaba elementos de la mitología celta, símbolos alquímicos y referencias a la naturaleza para construir mundos mágicos y enigmáticos.

Martha Sáenz
Es una artista mexicana contemporánea conocida por su trabajo en pintura, escultura y fotografía, que se caracteriza por un enfoque muy personal sobre el cuerpo, el espacio y el tiempo. Algunas de sus obras más importantes incluyen:
"El instante del gesto" (2004): Una de sus instalaciones más reconocidas, en la que Sáenz explora el movimiento, la transitoriedad del tiempo y el espacio a través de una serie de imágenes y esculturas que capturan el gesto humano en su forma más pura.
"Carne y memoria" (1999): En esta serie de pinturas y esculturas, Sáenz trabaja con el cuerpo humano como eje central, abordando temas de la memoria corporal, el sufrimiento y la identidad. Esta obra es una reflexión sobre la fragilidad y la fortaleza de la humanidad.
"Mujeres y sombras" (2010): En esta serie, la artista utiliza la sombra como un símbolo de lo oculto y lo subyacente, explorando las figuras femeninas y la complejidad de las emociones humanas. La obra es una reflexión sobre el rol de la mujer en la sociedad y el peso histórico de sus sombras.
"Ecos de lo invisible" (2015): Esta obra es una exploración de la relación entre lo visible y lo invisible, utilizando la luz y la sombra como elementos clave. Sáenz crea una atmósfera en la que los límites entre lo real y lo intangible se disuelven, invitando al espectador a reflexionar sobre lo que está más allá de la percepción.
Ambas artistas han dejado una huella significativa en el panorama artístico, con obras que exploran temas universales a través de sus respectivas visiones y lenguajes visuales.
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