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El Impacto de Juan Germán Torres Landa: Un Legado Inmortal en la Historia de Querétaro


Por: Lorena Meeser


Adiós Juan Germán Torres Landa: El Arquitecto de un Legado en Querétaro.

Juan Germán Torres Landa nació el 28 de mayo de 1944 en León, Guanajuato. Hijo de Teresita García y Juan José Torres Landa, exgobernador de Guanajuato (de 1961 a 1967) y embajador de México en Brasil. Creció en un entorno rodeado de figuras influyentes, pero eligió forjar su propio camino en el mundo del desarrollo inmobiliario y el coleccionismo.

La familia Torres Landa, formada por diez hermanos, siete hombres y tres mujeres, (Juan José, Juan Antonio, Juan Francisco, Juan Gabriel, Juan Germán, Juan Arturo, Juan Ignacio, María Teresa, Ana María y María Isabel) fue siempre un pilar fundamental en los logros de Juan Germán. Por tradición familiar, todos los hombres llevan el nombre de Juan. Su familia no solo compartió con él los éxitos, sino también los valores que guiaron sus decisiones, basadas en la integridad, el trabajo en equipo y el amor por su tierra. En sus últimos años, Juan Germán destacó la importancia de la familia y de no perderse en el vertiginoso ritmo de la modernidad.

Contrajo nupcias con María de los Dolores Urquiza James QEPD con quien tuvo tres hijos, Juan Germán QEPD, Juan Carlos y Juan Emilio Torres Landa Urquiza.

Fue un hombre que siempre vio más allá de lo evidente. Heredó la fuerza para triunfar de su padre, y desde su juventud cultivó el arte de la perseverancia. Lo que comenzó como un simple sueño se convirtió en una vasta red de desarrollos inmobiliarios que incluyen complejos residenciales, restaurantes, haciendas, clubes de golf, hoteles de lujo, un club hípico, parques industriales y una serie de proyectos que elevaron el perfil turístico y económico de Querétaro. Entre sus logros más destacados están los desarrollos de Jurica y Juriquilla, que hoy se consideran emblemas de la modernización de la región y que son sinónimo de prosperidad.

Una de sus grandes pasiones fue la restauración de casonas y haciendas históricas. Se empeñó en perpetuar y revitalizar el patrimonio arquitectónico de Querétaro, logrando recuperar propiedades como la Hacienda de Jurica, la Casona de los Cinco Patios, Viborillas, el Gran Hotel, San Isidro, San Miguelito, el Raquet Club, la Hacienda de los Laureles, Hotel El Diezmo en San José Iturbide, entre muchos otros.

Además también creó desarrollos importantes en Guanajuato, Aguascalientes, San Luis Potosí, y la Huasteca Potosina.

Transformación Urbana y Legado Empresarial

Con su visión empresarial, Juan Germán dejó una huella profunda en el crecimiento económico y urbano de Querétaro. Fue un pionero en el desarrollo inmobiliario de Jurica y Juriquilla, zonas que hoy se destacan por su alta plusvalía y relevancia en el ámbito residencial y comercial. A lo largo de su vida, compartió con sus hijos su filosofía de que "el que construye no se equivoca; el que construye crea empleo, produce derrama económica, hace política". Este principio guiaba cada uno de sus proyectos y fue una lección de vida que legó a las futuras generaciones.

A pesar de que nunca siguió los pasos hacia la política como su padre, Juan Germán siempre mantuvo estrechas relaciones con figuras influyentes del ámbito político. Fue apreciado tanto por el expresidente Andrés Manuel López Obrador como por el actual secretario de Economía, Marcelo Ebrard, y por políticos de todos los partidos. Este respeto se reflejó en las condolencias expresadas por la clase política tras su fallecimiento. También fue amigo de los ex presidentes de Mexico, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz y convivió con 13 gobernadores de Querétaro.

Un Hombre de Principios y Convicciones

A lo largo de su vida, Juan Germán Torres Landa rechazó múltiples ofertas para incursionar en la política. Siempre prefería centrarse en lo que él consideraba su verdadero llamado: crear oportunidades de empleo y desarrollo económico. “Nunca me he metido a la política. Mejor enfrente, creando empleo, desarrollando a Querétaro”, solía decir.

Se convirtió en una figura clave en la comunidad queretana, conocido por su generosidad y su capacidad para ayudar a quienes lo necesitaban. Su legado va más allá de los desarrollos que creó; se mide en las oportunidades que brindó a cientos de familias y empresas, convirtiendo a Querétaro en un lugar más próspero y moderno.

Una Vida Llena da de Pasiones

El amor por las antigüedades, el arte, la historia y la cultura fueron rasgos que definieron la vida de Juan Germán. Poseía una de las colecciones más importantes de filatelia en Querétaro, una vasta biblioteca con libros incunables, piezas arqueológicas, fósiles; tenía más de 3500 obras de todas las escuelas y etapas en el arte únicas de pinturas del muralismo mexicano de David Alfaro Siqueiros, de Pablo Picasso, del pintor español Salvador Dalí, del cubano Alberto Lescay, del peruano Oswaldo Sagastegui, esculturas del artista colombiano Fernando Botero, entre muchos otros.

Además de su pasión por la arquitectura y el coleccionismo Juan Germán también fue un gran melómano y amante de la ópera, destacándose por su apoyo a la música y las artes en Querétaro.

Admirador del baile Flamenco y gran amigo de la mejor bailarina de flamenco en el mundo la española María Juncal.

Su pasión por la tauromaquía

Junto a su hermano, Juan Arturo “El Pollo” Torres Landa, quien también se destacó como empresario en los sectores inmobiliario y taurino, Juan Germán hizo realidad uno de sus grandes sueños: la creación de la Plaza de Toros de Provincia Juriquilla, un espacio que ha trascendido como plaza de toros, centro de espectáculos y, al mismo tiempo, un símbolo de la vida familiar y la pasión por la tauromaquia.

Juan Germán fue un ferviente admirador de la fiesta brava, y su amor por el toreo lo llevó a forjar fuertes lazos de amistad con algunas de las más grandes figuras del toreo y el rejoneo a nivel mundial como Pablo Hermoso de Mendoza. La plaza que se erige como un referente de la cultura taurina, es testigo de su legado en el ámbito de la tauromaquia, reflejando no solo su compromiso con esta tradición, sino también su profundo amor por su familia y sus proyectos personales.

Su amor por Max

Juan Germán era una persona verdaderamente singular, conocida no solo por su carácter excéntrico, sino también por su profundo amor hacia su perro Max, un pequeño Pomerania que lo acompañaba a todos lados. Max no solo era su fiel compañero, sino una especie de figura de confianza en su vida, hasta el punto de que lo llevaba consigo incluso a visitas importantes, como aquellas al gobernador.

Su relación con Max era tan especial que decidió crear una galería muy particular en su museo: enmarcaba los objetos que Max había destruido, como si fueran piezas de arte. Cada juguete roto, zapato mordido, servilleta, abanico o mueble desgarrado, tenía su propio marco, y los observaba con cariño, como recuerdos de los momentos compartidos con su inquebrantable amigo. Sin duda, su amor por Max reflejaba la esencia misma de su carácter: un hombre que veía belleza y valor en lo inusual y en los pequeños gestos de la vida cotidiana.

Su "Tequilo"

Juan Germán, siempre fiel a su creatividad, se dedicó a crear su propio tequila, al cual le puso el nombre de Tequilo. Esta bebida se convirtió en un símbolo más de su personalidad excéntrica y cariñosa.

Con el tiempo, Tequilo encontró un lugar especial en su museo personal, junto a sus objetos más preciados. Pero lo que realmente destacaba era su costumbre de regalar botellas de Tequilo a sus amigos en sus cumpleaños, personalizándolas con una etiqueta en la que colocaba una imagen del homenajeado, como una especie de marca distintiva. Y, por supuesto, no podía faltar el toque especial del Tequilo de Max, una edición limitada en honor a su inseparable compañero canino, quien también fue parte fundamental de su vida.

Juriquilla La Antigua: Un Proyecto Cultural de Gran Alcance

En la última etapa de su vida impulsó un ambicioso proyecto Juriquilla La Antigua, ubicada a la orilla de la presa El Cajón frente al Naútico. Una iniciativa cultural que busca ser un referente en el país, integrando por una vasta colección de más de 20 mil objetos históricos, 6 kilómetros de túneles, 15 pisos subterráneos con varios bares, 13 museos, 5 hoteles, un Hotel Boutique Museográfico Ecléctico Tecnológico Ecológico único en México y un tren de la época de Porfirio Díaz. Proyecto que refleja su amor por la historia y su deseo de dejar un legado cultural para las futuras generaciones.

Su tarjeta de presentación

Otro de los rasgos más singulares de la personalidad de Juan Germán era su humor irreverente y su visión particular de la vida. Cuando conocía a alguien le daba una de sus tarjetas de presentación, las cuales tenían su foto y abajo de su nombre decía "Difunto".

Con una sonrisa irónica, él solía explicar que se consideraba a sí mismo como alguien que estaba "viviendo horas extras", ya que muchos de sus amigos ya habían fallecido.

Esta peculiar forma de ver la vida y la muerte, llena de gracia y reflexión, reflejaba su capacidad para encontrar humor en las situaciones más inesperadas, algo que lo hacía aún más querido por quienes lo rodeaban.

Despedida y Legado

El 11 de febrero de 2025, Juan Germán Torres Landa falleció dejando un vacío en la comunidad queretana. Su partida fue profundamente lamentada por quienes lo conocimos, y cientos de personas acudieron a su funeral en el Airapi Memorial Park de Juriquilla y al homenaje que se le rindió en “su mina”.

Su nieta Valeria, familiares y amigos cercanos destacaron su extraordinaria personalidad, su alegría, su capacidad para vivir la vida con intensidad y su influencia positiva en todos los que lo rodeaban.

Se rindió tributo lleno de calidez y emoción, acorde a la singularidad de su vida. La música de mariachis llenó el espacio, evocando el espíritu de la tradición mexicana, mientras que la trova, con sus melodías profundas, añadió un toque de nostalgia y afecto., así como la canción de "Acompáñame" una de sus favoritas.

Varios pintores, admiradores de su legado, como Fernando Garrido, Víctor Cauduro y Jacqueline Sánchez, entre otros, se unieron para rendirle homenaje, creando un cuadro que capturó su esencia única: unas alas, un sabio y un corazón con el que se recordó su filosofía de vida: “La vida es actitud, voluntad y rumbo”.

Cada pincelada refleja no sólo su carácter y su pasión por la vida, sino también el impacto que tuvo en su comunidad.

Fue una celebración de la herencia de un hombre que, con su forma de ser tan auténtica, dejó una huella imborrable en todos los que tuvimos el privilegio de cruzarnos en su camino.

Sus hijos Juan Emilio y Juan Carlos; y su nieta Valeria continuarán enfrentando sus desafíos con su misma fuerza y visión, así como sus nietos Anabelen, Marisabel, Juan Emilio Jr., Luciana, Carlos y Juan Lorenzo.

Aunque su partida deja un vacío irremplazable, hoy su legado perdura en cada uno de los proyectos que emprendió, en los espacios que impulsó y en la memoria de los que tuvimos la oportunidad de conocerlo. Porque, al final, un hombre no es recordado sólo por lo que construye, sino por la huella que deja en el corazón de los demás.

Descanse en paz, Juan Germán Torres Landa, constructor de sueños y arquitecto de Querétaro, gran personaje carismático, excepcional e irrepetible.


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