Fallece el director de teatro José Luis Ibañez.
El director escénico José Luis Ibáñez, uno de los pilares del teatro universitario en México, falleció este martes a los 87 años, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
Guionista y director de cine, director de teatro, traductor y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su nombre completo fue José Luis González Ibáñez, pero desde 1956 es conocido sólo como José Luis Ibáñez. Nació en la ciudad de Orizaba, Veracruz, el 18 de febrero de 1933. Desde 1946 vivió en la Ciudad de México. En 1954 fue alumno de la primera generación de la carrera de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Participó como ayudante del director Alan Lewis en las obras El gran dios Brown (1954) y Enterrar a los muertos (1955).
Inició su carrera profesional en 1955, en el movimiento teatral Poesía en Voz Alta que coordinaba el dramaturgo Héctor Mendoza. Al año siguiente, José Luis se hizo cargo del grupo integrado por escritores, músicos, pintores, cantantes y actores jóvenes, en cuyas piezas teatrales combinaban música y artes plásticas en espectáculos vanguardistas, con textos medievales o del Siglo de Oro español.
Colaboró con el grupo Poesía en voz alta (1956-1960) a cargo de la Dirección Cultural de la UNAM. A este grupo pertenecieron también Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan José Arreola, Elena Garro, Juan Soriano, Leonora Carrington, José Emilio Pacheco, Juan García Ponce, María Luisa Mendoza y Alfonso Reyes y Antonio Alatorre, entre otros.
La experiencia de José Luis Ibáñez como director teatral es larga y muy diversa. Comenzó en el año de 1955 con la obra Tartufo. Entre su extensa trayectoria destacan las siguientes puestas en escena: Asesinato en la catedral (1957-1959), Las criadas (1959), Don Quijote de la Mancha (1967-1969), El vestidor (1983), El burlador de Sevilla (1987), La verdad sospechosa (1989) y El Divino Narciso (1998). Además, fue el realizador y traductor de una serie de comedias musicales norteamericanas producidas y estelarizadas por Silvia Pinal, Julissa o Angélica María: Pippin (1974), Sugar (1975), Anita la huerfanita (1979), Un gran final (1982), La jaula de las locas (1992), ¿Qué tal, Dolly? (1994-1996) y Hermanos de sangre (1998), entre otras. En 1965, 1973 y 1989 fue nombrado Mejor Director del Año por la Asociación Mexicana de Críticos de Teatral de México y por otras asociaciones más.
En 1965 José Luis Ibáñez debutó como director de cine gracias al Concurso de Cine Experimental convocado por la Sección de Técnicos y Manuales del Sindicato de Cinematografía. La película se tituló Amor, amor, amor / Las dos Elenas (1965) y el guión fue escrito por Carlos Fuentes, basándose en el cuento homónimo de su autoría y la fotografía estuvo a cargo de Gabriel Figueroa. Poco tiempo después, Ibáñez dirigió y adaptó la película Victoria (1971) y realizó Las cautivas (1972). José Luis Ibáñez dirigió diversos programas para TV UNAM (1964-1967) y para Televisa: Las suegras (1976). En el año 2000, José Luis Ibáñez tuvo a su cargo la cátedra “Rosario Castellanos” en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Fue designado Premio Universidad Nacional en el área de Creación Artística y Extensión de la Cultura en 2001. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y asesor en las publicaciones teatrales del Fondo de Cultura Económica. Es profesor de tiempo completo en el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Allí mismo colabora en las Cátedras Extraordinarias “Sor Juana Inés de la Cruz” y “Juan Ruiz de Alarcón” (la cual coordina con la Dr. Margarita Peña), y en la División de Educación Continua. También imparte clases en el Centro Universitario de Teatro (CUT) de la misma institución. En julio de 2002 preparó su puesta en escena de la obra Darlo todo o no dar nada, de Calderón de la Barca. La producción estuvo a cargo de la Dirección de Teatro y Danza de la UNAM. En su libro "Ires y venires del teatro en México", la crítica Olga Harmony afirmó, escribió que “es bien sabido que José Lis Ibáñez es un maestro de la dicción en verso de las obras de los Siglos de Oro y que a él acuden muchos actores ya formados para aprender los secretos no sólo del bien decir estos dramas, sino también para desentrañar su más recónditas metáforas”.
Descanse en paz.